Los «habitantes idóneos» son aquellos que conocen el
funcionamiento social y que están menos expuestos a sufrir sorpresas
desagradables.
Todos conocemos más o menos lo
mismo sobre cómo se siente un cónyuge cuando se entera que el otro tiene «comercio sexual»
fuera del matrimonio.
Aunque no seamos comerciantes, podemos imaginarnos cómo se siente el
zapatero del pueblo cuando observa que su clienta principal calza zapatos que
él nunca vendió.
Tampoco hace falta ser psicoanalista para compartir la angustia
económica de un técnico cuando comienza a percibir que un paciente-cliente está
dando muestras de abandono, desinterés o excesiva salud.
La naturaleza tiene previstas
estas contingencias pero apuntando a lo importante, no a las trivialidades que
los humanos más llorones interpretamos como tragedias.
El tejido adiposo es la heladera que los mamíferos traemos de
fábrica. La gordura es nuestra despensa natural para paliar algunos períodos de
recesión ecológica: sequías, pestes, inundaciones.
Esos alimentos están ahí sin
ninguna necesidad de conservantes artificiales: simplemente integran parte del
cuerpo en forma de tejido vivo, adecuadamente irrigado, alimentado, oxigenado.
Las instituciones creadas por
el ser humano no tienen despensa.
— La institución matrimonial
carece de reservas para el caso de que el objeto de amor decida irse,
transitoria o definitivamente;
— Los comerciantes están
expuestos a los vaivenes del mercado, de las modas, de los caprichos de la
clientela;
— Carecen de respaldo los
profesionales liberales sin relación de dependencia, aquellos cuyos presupuestos
personales y familiares dependen de los pacientes, alumnos y demás consultantes
que puedan concurrir voluntariamente, sin que nadie los obligue, con
posibilidades de pagar o no.
¿Para qué pueden ser útiles
estos comentarios?
Algunos pensamos, —y usted
puede ser uno de ellos—, que estar informados es beneficioso y que conocer el
funcionamiento social nos convierte en «habitantes idóneos», es decir, poco
expuestos a sorpresas desagradables.
(Este es el Artículo Nº 1.863)
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