Propongo la hipótesis de que nuestras preferencias
surgen de factores metabólicos y que adherimos a ellas para conservar la salud.
La gente discute, se pelea,
tiene dificultades para digerir lo que come, a veces no duerme por la
exaltación del ánimo, la vida familiar se altera por el malhumor, los niños se
crían en un clima de tensión, a veces los cónyuges se separan y vuelven a
juntarse pero con otros, los adolescentes no soportan el clima hogareños y se
van a vivir un tiempo a la casa de un amigo como si fueran refugiados
políticos.
¿Qué les pasa que están tan
crispados, irritables, enojadizos?
En el caso que estoy pensando
ocurre que los adultos de la casa tienen puntos de vista diferentes sobre algo
que les concierne.
Como suele ocurrir, eligen el
momento del almuerzo para dirimir sus diferencias y alguno se queda sin comer
porque abandona la escena sobrecargado de angustia y contrariedad.
De los adultos, el más joven
es empleado en una empresa industrial, otro tiene una fábrica de productos de
limpieza con ocho empleados y el tercero es bancario.
El problema más habitual gira
en torno a determinar qué le da valor a las mercancías en general, o sea que
discuten de política y de economía.
El empleado de la industria
afirma que lo único que le aporta valor a una mercancía es el trabajo que
aplica quien lo construye con sus manos; el dueño de la pequeña fábrica
defiende su posición y está convencido de que sin el capital que crea las
condiciones para construir el bien (local, instalaciones, máquinas, oficinas,
dinero para comprar materias primas), nada ocurriría.
Opino que todos buscamos el
rol laboral mejor tolerado por nuestro metabolismo personal, pero luego lo
justificamos como si fuera una convicción adquirida por razonamiento, reflexión,
análisis.
(Este es el Artículo Nº 1.837)
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9 comentarios:
Las rutas metabólicas básicas son muy similares entre especies muy diferentes. La secuencia de pasos químicos en una vía metabólica es universal entre células tan diversas como una bacteria unicelular y las células de el elefante. Esta estructura metabólica compartida es probablemente el resultado de su temprana aparición en la historia evolutiva.
Podemos concluir entonces, que el metabolismo determina en alto grado y desde tiempos inmemoriales, nuestro funcionamiento.
Nuestras preferencias se deben a un conjunto de factores amplísimo e imposible de identificar. Esas preferencias son orgánicas y hallan su medio de expresión a través del lenguaje, dándonos la ilusión de que nuestra voluntad pensante elige libremente.
Tengo dificultades para digerir lo que como cuando el ambiente está muy ¨cargado¨. Las discusiones a la hora del almuerzo cancelan mi producción de enzimas.
El malhumor me viene cuando no logro hacer lo que tenía planificado. Odio cambiar los planes a último momento. Quiero una vida ordenada y sin sobresaltos.
Los jóvenes a menudo son muy desconsiderados. No saben ponerse en el lugar del adulto, porque aún no han experimentado esa etapa de la vida. Por eso he aprendido a buscar la manera de que no terminen por arruinar las reuniones familiares. Simplemente dejo que las cosas ocurran pero no las vivo como tragedias, sino como parte de un proceso normal.
Me quedé con ganas de saber qué opina el bancario.
Es posible que para el bancario, lo que le da valor a las mercancías sea algo un poco más abstracto que el trabajo o la infraestructura.
Opino que tanto el trabajo como la inversión que se deba hacer para producir las mercancías, son factores que inciden en su valor. Pero la última palabra la tiene la ley de la oferta y la demanda.
De acuerdo a mi funcionamiento, necesito trabajos tranquilos y solitarios. Mi hermana en cambio, es feliz trabajando en el barullo de un shopping, sobrecargada de demandas y estímulos. Si ella tuviera que hacer mi trabajo de laboratorista, no soportaría el silencio y la soledad.
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