La credulidad en lo que dicen otros procura ahorrar
esfuerzos. Se trata de una actitud inocente e irresponsable.
Es prudente aplicar el criterio
cuya consigna dice «si no lo veo no lo creo», porque aporta un poco más de seguridad
constatar por sí mismo aquello que otros puedan decirnos.
Para muchos es algo incómodo
confirmar por sí mismos lo que han escuchado porque, de hacerlo, se verán
responsabilizados de esa percepción, mientras que confiar en lo que otros
percibieron permite disponer de una
puerta de fuga utilizando argumentos del tipo «¡Ah, no sé, a mí me lo dijo Fulano!
Si me mintió la culpa de mi error es de él».
Por lo tanto, para quienes solo buscan la economía de esfuerzos, sin
evaluar cuánto pierden con ese ahorro, es preferible ser confiados, crédulos,
ingenuos, bonachones, con todo lo cual logran ser «inocentes», es decir,
«libres de toda culpa».
Podría decirse que la mayoría de la población cuenta con escasos
recursos económicos (es pobre), al mismo tiempo que prefiere creer en lo que le
dicen en vez de confirmar por sí mismos aquello que orienta sus decisiones.
Es probable que la pobreza esté asociada de alguna manera a la
credulidad y a esa postura inocente que tanto nos libera de sentirnos
culpables.
Pero no solo los pobres rehúsan confirmar la información que reciben de
otros.
Las personas que buscan encontrar los recursos económicos necesarios
para solventar las necesidades y deseos propios y los de su familia, suelen
apelar, con una insistencia obsesiva, a copiar las ideas que otros pusieron en
práctica.
La necesidad de hacer lo que otros probaron denota la misma actitud de
los crédulos que buscan ser inocentes. Denota la misma actitud de quienes creen
ciegamente en lo que les dicen los libros, los maestros, los gobernantes o yo.
(Este es el Artículo Nº 1.845)
●●●
10 comentarios:
Tengo que reconocer que soy muy sugestionable y la opinión de los demás siempre me influye.
Si la pobreza está asociada a la credulidad no entiendo cómo el paranoico de mi tío tiene tanto dinero.
Las chicas que buscan
los recursos para solventarse
a veces suelen acostarse
demasiado tarde.
Me aburren los parloteos de frases hechas. Esas personas pueden mantener una conversación de dos horas enlazando lugares comunes.
Si tu hijo empieza en la escuela copiándole al compañerito de al lado... mmmmm, mal pronóstico.
No Laura, justamente esos niños que copian son los que se animan a desafiar el poder.
Bueno, si es por eso todos somos valientes y desafiantes.
Para qué me voy a tomar el trabajo y voy a correr el riesgo, de probar algo nuevo, cuando ya hubo otros que lo hicieron por mí.
¡Qué poco espíritu de aventura, Rulo!
Los que creen que soy inocente porque no me he dedicado a hacer dinero, tienen una visión muy corta de la realidad.
Publicar un comentario