jueves, 25 de abril de 2013

Los malos que ahora son buenos


Para quienes se sienten inhibidos por tener malas intenciones, es alentador saber que algunos exitosos personajes también las tienen.

Mi intención es escribir y comunicar mediante videos algunas ideas que no están en otros sitios. Me dirijo a cualquiera que intente apartarse de lo habitual, a cualquiera que busque lo infrecuente, especialmente a quienes no buscan más de lo mismo.

Reparemos qué dice el Diccionario de la Real Academia Española de la palabra «sublimar» (1):

1) Engrandecer, exaltar, ensalzar o poner en altura.
2) Pasar directamente del estado sólido al de vapor.

También observemos que dice el mismo diccionario de la palabra «sublime» (2):

1) Excelso, eminente, de elevación extraordinaria. (Usase también para) cosas morales o intelectuales. Se dice especialmente de las concepciones mentales y de las producciones literarias y artísticas o de lo que en ellas tiene por caracteres distintivos grandeza y sencillez admirables. Se aplica también a las personas. Orador, escritor, pintor sublime.

En psicología se denomina «sublimar» a la conversión, al reciclaje, de nuestras peores intenciones en otras socialmente aceptadas y legalmente no castigables. En otras palabras, sublimar es convertir en aparentemente bueno lo aparentemente malo que hay en nosotros.

Por ejemplos:

— un homicida serial de nacimiento, puede sublimar su vocación aparentemente mala hacia otra aparentemente buena, volcándolo apasionadamente hacia la cirugía;

— un perverso fundamentalista, que no concibe la sexualidad reproductiva sino que solamente se complace con parafilias (animalismo, fetichismo, pedofilia), puede dedicarse al sacerdocio haciendo girar sus aparentemente malas intenciones hacia otras que son aparentemente buenas.

Este artículo tiene por objetivo señalar que aun cuando usted esté preocupado e inhibido por sus malas intenciones, por sus sentimientos negativos, condenables, delictivos, es posible pensar que probablemente (no seguramente), respetables personajes de su conocimiento y semejantes a usted, han logrado convertir en aceptables sus aparentemente malas intenciones.

(Este es el Artículo Nº 1.860)


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