Aquellas actividades que inconscientemente se encuentren estimuladas por los intensos deseos incestuosos, serán consideradas exitosas siempre y cuando fracasen.
Naveguemos dos o tres minutos
en los mares del fracaso. ¿Qué nos muestra el paisaje?
Me llama la atención como para
señalárselos, la proximidad emocional que existe entre el éxito y el fracaso.
Recordemos que este blog
contiene artículos que analizan las posibles causas psicológica de esa pobreza
material que es rechazada por quienes la tienen y este blog no contiene
artículos que analicen los posibles móviles de quienes son más felices en la
escasez, la austeridad y la pobreza.
Somos los únicos animales que
tienen prohibido el incesto. Los demás ignoran este impedimento.
Los deseos incestuosos están
presentes en todos, independientemente de que los hagamos conscientes como de
que los ignoremos deliberadamente.
Como somos seres gregarios y
dependemos para nuestra supervivencia de estar integrados a la sociedad, es un
asunto de vida o muerte no transgredir la prohibición del incesto puesto nos
expondría peligrosamente a ser expulsados de la sociedad.
Del conflicto entre este deseo
incestuoso y la necesidad de no transgredir la referida prohibición, surge que
para nosotros es un éxito fracasar en la satisfacción de ese deseo.
Este podría ser un buen motivo
de por qué, como digo más arriba, existe tanta proximidad emocional entre el
éxito y el fracaso.
De la tendencia ingobernable a
pensar haciendo comparaciones (metáforas), surge que los deseos incestuosos
prohibidos sean remplazados por otros deseos, tales como
— tener hijos con una persona
que se parezca en algo al familiar que deseamos infructuosamente; o
— que tratemos de infringir
otras prohibiciones, leyes, normas, reglamentos; o
— que pongamos en riesgo
excesivo nuestra afectividad, nuestra integridad física o estabilidad
económica.
En suma: Al fracaso de cualquier evento
inconscientemente comparable al incesto, lo viviremos como un éxito.
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario