miércoles, 7 de agosto de 2013

Terror al dinero


La figura humana presente en los billetes (dinero) quizá aterrorice y ahuyente a quienes terminan siendo pobres.

Los poetas sueñan despiertos y los locos viven como en un sueño.

Hace años me pregunto qué ocurre con el dinero que a tantas personas avergüenza, atemoriza, enamora.

Si me guío por el dato de que una mayoría de la población mundial es pobre, debería deducir que el dinero enamora a muy pocos..., o también podría decir, acercándome a la locura, que «el dinero se enamora de muy pocas personas».

Los billetes siempre muestran la cara de algún personaje conocido por los usuarios habituales.

Ese rostro a veces mira hacia un costado, y solo muestra su perfil, otras veces mira a lo lejos, otras veces mira a alguien que tengo a mi derecha o a mi izquierda y, en el resto de los casos el prestigioso personaje me mira directamente a mí.

Esta imagen humana, siempre dibujada con perfección y por manos expertas, puede resultar perturbadora. Quizá lo sea siempre, pero solo algunas veces logramos percibir la emoción que nos provoca.

En el primer párrafo les digo que los poetas sueñan despiertos y que los locos viven como en un sueño, pero ahora les agrego un dicho popular que viene al caso: «De poetas y de locos, todos tenemos un poco».

En esa partecita alocada que a cada uno nos tocó en suerte se aloja el sentimiento de lo ominoso, lo terrorífico, lo siniestros.

Cuando miramos detenidamente ese billete que llegó a nuestras manos después de mucho trabajar y de haber postergado nuestros deseos, ¿qué ocurriría si el famoso personaje hiciera un gesto, un guiño, una mueca? Caeríamos presa del pánico, sentiríamos un frío que nos congelaría la sangre.

El temor a ser víctimas de esta desgracia quizá nos aleje del dinero.

(Este es el Artículo Nº 1.964)


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