Quizá en un futuro no necesitemos sufrir como Jesús
Cristo para ganarnos el pan con el sudor de nuestro aburrimiento.
Para algunos puede ser
interesante saber algo más sobre la gamificación (1), de
lo contrario les cuento que esta palabra deriva del inglés “game”, que
significa “juego”.
En castellano podemos entender intuitivamente el concepto si
hablamos de ludificación, jueguización o juguetización.
Se trata de convertir en juego
algunas tareas que originalmente no lo eran. Por ejemplo, recibir un extraño
sonido al tirar residuos en un recipiente adecuado, encontrar sorpresas
divertidas en la contratación de un pasaje aéreo por Internet, o transitar una
escalera en la que cada escalón que se pisa emite un sonido, como si se tratara
de la tecla de un piano.
Este fenómeno, con el formato
de ludificación, recién empieza a funcionar
ahora, aunque la técnica de estimular ciertas acciones mediante premios siempre
existió.
Dicho comienzo obedece al
desarrollo y popularización de los video-juegos. Estos pueden ser disfrutados
gratuitamente en la web y están incorporados en los teléfonos celulares.
Los futurólogos auguran algo que parece
razonable: Algún día, la ludificación hará que trabajar no sea tan aburridor,
ni monótono, ni desestimulante como lo es actualmente (cursa el año 2013).
Actualmente trabajamos presionados por la necesidad de ganar
dinero para vivir. El único estímulo que tenemos es el de cobrar al fin de cada
mes para pagar las deudas y así, mes tras mes, hasta que nos jubilemos..., y
empecemos a cobrar la pensión, para seguir haciendo lo mismo hasta el
fallecimiento.
Esta aburridora condena empieza en la edad escolar.
Efectivamente, los sistemas educativos nos enseñan cosas que
no nos interesan preparándonos moralmente para algún día aburrirnos por
obligación.
El modelo que hasta ahora recibimos es el del pobre
sufriente Jesús de Nazaret crucificado, aunque luego resucitado.
(Este es el Artículo Nº 2.047)
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario