Si evitamos cumplir los consejos ajenos, daremos prioridad a nuestros intereses; si nos aceptamos, no nos cansaremos disimulando.
La energía humana dista de ser
abundante. A las pocas horas de estar trabajando o estudiando nos cansamos,
tenemos de parar, sentarnos, acostarnos. Más aún: cada varios meses tenemos que
descansar abandonando la tarea habitual porque necesitamos distraernos,
tomarnos vacaciones, dedicarnos a otra cosa distinta.
Dada esta escasez de energía y
siendo que no existe forma de aumentarla, (excepto consumiendo drogas que, como
la cocaína, anestesian las sensaciones de cansancio y nos permiten seguir
trabajando hasta que se vaya su efecto y ahí sentimos todo el cansancio
acumulado), no tenemos otro remedio que administrarla inteligentemente.
En otras palabras: para que
podamos tener una buena calidad de vida, con energía para disfrutarla y para
ganar el dinero que necesitemos, no podemos desperdiciarla improductivamente.
Los humanos sabemos cómo
racionalizar el uso de las fuentes energéticas no humanas, pero solemos ser
ineficientes administrando la cantidad de energía propia.
Desde que, hace varias
décadas, nos dimos cuenta que el petróleo es una energía no-renovable, quienes
dependen de ese combustible comenzaron a buscar formas de economizarlo.
En la búsqueda de optimizar el
rendimiento de los derivados del petróleo descubrimos cuánto sabemos de
economizar, optimizar rendimientos, racionalizar consumos.
La industria automotriz, por
ejemplo, disminuyó el peso de las carrocerías, mejoró el diseño para disminuir
la resistencia del aire (aerodinámica), perfeccionó los lubricantes para
disminuir los rozamientos, buscó formas de potenciar los motores sin aumentar
el consumo.
Todas estas innovaciones
economizadoras pueden aplicarse también a disminuir el consumo de energía
humana, para que podamos evitarnos pérdidas innecesarias.
Por ejemplo, si logramos
satisfacer primero nuestro deseo, ganaremos calidad de vida; si evitamos
cumplir los consejos ajenos, daremos prioridad a nuestros intereses; si nos
aceptamos no nos cansaremos disimulando.
(Este es el Artículo Nº 2.026)
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