Mientras dependemos de otros SOMOS (hijos,
empleados, clientes) de alguien y cuando TENEMOS, otros dependen de nosotros
(hijos, empleados, proveedores).
Al conjunto de virtudes que nos convierten en
dignos de amor, tales como la honestidad, la generosidad, la lealtad, la
laboriosidad, le llamamos «falo» y si no demostramos tener estas virtudes,
dejarán de amarnos porque no tenemos el «falo», nos considerarán «castrados»,
seremos inútiles como ciudadanos, vecinos, compañeros, amigos, cónyuges,
independientemente de qué genital estemos provistos anatómicamente.
En psicoanálisis distinguimos entre SER el
falo de otro y TENER el falo.
En la etapa infantil uno ES alguien para los
demás. El niño dice: «SOY
el hijo de Fulana y de Mengano». Los padres dicen: «Este ES mi hijo».
En la etapa adulta uno TIENE algo para los
demás. En esta etapa, me siento persona por lo que produzco, por lo que creo,
por lo que le doy a mi sociedad. En esta idea mi existencia depende de lo que
yo produzca, tenga y dé para que la sociedad pueda estar mejor.
Dicho de otro modo: En la infancia mi placer
surge porque mis padres sienten orgullos porque soy su hijo y cuando llego a la adultez poseo, consigo,
produzco lo suficiente para asociarme con una compañera, tener hijos con ella, ayudarlos a
crecer ... mientras ellos necesitan SER mis hijos y hasta que puedan también
ellos TENER una familia inaugurando así otra generación.
Mientras SOMOS, dependemos. Cuando TENEMOS,
otros dependen de nosotros. El verbo SER corresponde al rol de hijo y el verbo
TENER corresponde al rol de padre. El verbo SER corresponde a la etapa infantil
y el verbo TENER corresponde a la etapa
adulta. En la etapa de SER otros deciden quién soy. En la etapa de TENER soy yo
quien indica a otros quienes son.
(Este es el Artículo Nº 2.020)
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