Me atrevo a decir que casi todos
quienes proponen recetas mágicas para conseguir dinero engañan porque están
auto engañados.
Cuando
necesitamos conseguir dinero para comprar lo que necesitamos para vivir
(alimentos, abrigo, alojamiento), tenemos dos opciones: o pensamos por nosotros
mismos o le pedimos a alguien que piense por nosotros.
La forma
clásica de delegar la tarea de pensar, de buscar soluciones, es la de
preguntarle a quien suponemos que podría tener una respuesta.
La persona
consultada, tanto puede darnos un consejo como puede darnos directamente la
solución (dinero o trabajo).
Por razones
de economía de esfuerzo, siempre tratamos de que la persona consultada nos
provea directamente la solución, sin embargo, estadísticamente, la mayoría de
las veces recibimos un consejo.
También
estadísticamente, ese consejo nos parece inaplicable, antipático,
desconsiderado, fuera de la realidad.
Esta
opinión que nos merecen los consejos suele ser correcta, porque los demás
siempre nos dirán lo que sería útil para ellos o, peor aún, nos comunicarán un
mensaje que engrandezca su imagen. Por esto, los consejos muchas veces incluyen
grandes esfuerzos, paciencia, estudio y demás cualidades que el consejero quizá
no tenga.
Si estas
consideraciones fueran correctas, deberíamos concluir que pedir consejos es muy
poco útil.
Desde hace
unos años, los consejos pueden buscarse en Internet. La situación es la misma:
quienes aconsejan en la web lo hacen para hacer creer que han superado eso que
los demás les consultan, lo cual es falso.
Lo digo de
otro modo: quienes publican consejos en la web sobre qué deberíamos hacer,
quieren que los demás los imaginemos en un nivel superior, como si ya hubieran
resuelto el problema de conseguir el dinero suficiente para satisfacer sus
necesidades y deseos.
Me atrevo a
decir que casi todos quienes proponen recetas para ganar dinero, engañan porque
están auto engañados.
(Este es el Artículo Nº 2.023)
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario