viernes, 25 de octubre de 2013

Fortalezas y debilidades, propias y ajenas


El psicoanálisis nos ofrece algunas ideas útiles. Conocer las debilidades y las fortalezas humanas, propias y ajenas, es rentable.

Parece que es cierto aquello de que «todos los extremos son malos» y el psicoanálisis trata de contribuir, a su manera, para que todos podamos mantenernos lo más cerca posible de los «extremos», pero sin llegar a ellos porque, según el refrán, «son malos».

La cultura nos impone un malestar, gracias al cual andamos por la vida soportando dos fuentes de incomodidad:

— la natural, que nos provoca hambre para que comamos, cansancio para que durmamos, miedo para que huyamos o ataquemos; y

— la cultural, que nos provoca asco ante lo que no deberíamos aceptar; vergüenza, para que la sensación de ridículo nos mantenga atentos a cómo actuamos ante los demás; el pudor, para que seamos temerosos de la sexualidad y de los placeres en general.

El psicoanálisis nos ofrece, como su nombre lo indica, una análisis de la psiquis, para que manejemos nuestra vida con un poco más de criterio, para que podamos observarnos cómo las circunstancias nos llevan para un lado y para el otro (determinismo y no libre albedrío), para que podamos tener una explicación más o menos confiable de cómo somos, de cómo podríamos ser y de cómo sería imposible que llegáramos a ser, aunque algunas creencias idealistas nos alienten a buscar logros imposibles, aunque muy seductores.

El psicoanálisis, por ejemplo, nos dice que solo somos cuidadosos con nuestras propiedades, pero que tenemos escasa aptitud para cuidar los bienes ajenos.

Quien sabe cómo funciona la psiquis humana, (la propia y la ajena), está mejor preparado para ganarse la vida que otro a quien le parece que los humanos somos honestos, confiables, responsables, cuidadosos de lo ajeno.

Conocer las debilidades y las fortalezas humanas, propias y ajenas, es rentable.

(Este es el Artículo Nº 2.043)


No hay comentarios: