sábado, 19 de octubre de 2013

No somos tan merecedores de amor desinteresado


Es vergonzoso que seamos tan crédulos, infantiles e ingenuos de suponer que somos tan valiosos como para merecer amor desinteresado.

El objetivo de este artículo es reflexionar sobre qué nos conviene a cada uno, sobre qué es lo mejor para cada uno de nosotros.

Cuando digo «para cada uno de nosotros» estoy pensando en el nivel individual integrado al nivel familiar. En otras palabras: nuestro pensamiento individual incluye los intereses de la familia que tenemos bajo nuestra responsabilidad, incluidas las mascotas.

Por lo tanto, cuando una mujer o un varón adultos piensan egoístamente, lo hacen teniendo en cuenta al propio cuerpo y al cuerpo de esas otras personas que reconocemos alcanzadas por nuestro compromiso de ayudarlas, protegerlas, proveerlas de lo que razonablemente necesitan para tener una calidad de vida digna.

Si bien existen miles de leyes, tenemos que saber, reconocer y no olvidar jamás, que algunos integrantes de nuestra especie obtienen sus ingresos depredándonos legalmente.

Las ideologías de izquierda nos distraen insistiendo con que los empleadores capitalistas son nuestros enemigos, pero lo que propongo comentar en este artículo es que nuestros empleadores no son los únicos que intentan robarnos, estafarnos, engañarnos como a niños.

En todo caso, los empleadores dejaron de ser los más peligrosos porque casi todos tenemos claro que, si estuviéramos en su lugar, también seríamos explotadores.

Lo que sigue siendo una imperdonable vulnerabilidad está en la discapacidad que tenemos para hacer nuestras propias evaluaciones sobre cómo estamos y sobre qué es lo que realmente nos conviene.

Nuestra más vergonzosa discapacidad consiste en que aceptamos los consejos como si alguien pudiera cuidar de nuestros intereses mejor que nosotros mismos.

Es vergonzoso que seamos tan crédulos, infantiles e ingenuos de suponer que somos tan valiosos como para merecer tanta bondad desinteresada.

Acepte mi diagnóstico: ¡usted no inspira tanto amor!


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