sábado, 9 de noviembre de 2013

Determinar el valor de un objeto es imposible


Es imposible determinar el valor de cualquier cosa pues este depende de múltiples factores que están cambiando casi permanentemente.

— ¿Cuánto pide por esta vasija de barro, pintada de verde con flores doradas?—, pregunta una señora al vendedor de la feria.

— 100—, responde lacónicamente el vendedor, quien seguramente se lleva mejor con la arcilla que con las personas.

— ¡Nooo, es carísima! —responde la compradora, cambiando de tono, mirando ahora con desprecio a lo que antes había acariciado enamorada por la belleza artística del objeto.

Ahora pensemos usted y yo, dejemos que ellos negocien, a ver hasta dónde llega la habilidad de uno y de otra.

¿Por qué el alfarero pide 100?, ¿qué tuvo en cuenta para llegar a esa cifra?, ¿en qué se basó la clienta para diagnosticar tan categóricamente que es «carísima»?, ¿alguno de los dos conoce el valor de la vasija?

Para responder estas sencillas cuestiones tendríamos que leernos varias bibliotecas de economía, mercadotecnia, contabilidad de costos y hasta de filosofía, psicología y psicoanálisis.

Como «lo perfecto es enemigo de lo bueno», bajemos las expectativas y dialoguemos distendidamente.

¿Por qué el alfarero pide 100?

1 – Porque es la cantidad de dinero que necesita llevar a su casa pues eso fue lo que le encargó la esposa cuando salió a vender su producción (la vasija);

2 – Porque el resto de los artesanos venden ese tipo de objetos más o menos en ese valor. Como no quiere ser deshonesto con sus colegas, vende al mismo precio que venden los otros;

3 – Porque al ver el aspecto de la señora se dio cuenta que es una turista, que nunca volverá a comprarle, que tiene que sacarle todo el dinero posible, porque así hacen todos los artesanos con los turistas del mundo entero;

En suma: nadie sabe cuánto vale la vasija.

(Este es el Artículo Nº 2.058)


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