jueves, 14 de noviembre de 2013

La Ley de Gravedad no es tan grave


Si pensáramos que lo bueno está abajo y que lo malo está arriba no temeríamos descender.

Durante muchos años tuve, ubicado a los pies de mi cama, un globo terráqueo invertido, es decir, donde al Polo Norte se lo veía abajo.

Esa expresión artística no es novedosa pues muchos lo han hecho, contrariando el clásico diseño donde los países nórdicos están encima de los países sureños.

Quizá no sea pura casualidad que los países económicamente desarrollados se concentran en el hemisferio norte mientras que los subdesarrollados lo hacen en el sur.

En nuestra cabeza existe una jerarquización drástica e indiscutible: lo mejor está arriba de lo que está peor. El modelo piramidal se nos impone con fuerza axiomática. Parecería imposible suponer la legalidad de una subversión de ese orden, nuestras mentes se opondrían a pensar que los peor esté arriba de lo mejor.

A su vez, si hablamos de «modelo piramidal», estamos sugiriendo que la mayoría (la base de la pirámide) está abajo, quizá para darle estabilidad (base amplia) a la organización del colectivo humano.

En suma: con estas ideas innegables estamos dejando fuera de toda discusión que:

1) Lo mejor está arriba y que lo peor está abajo;

2) Lo mejor es cuantitativamente menor a lo peor, es decir, que la mayoría es menos buena que la minoría;

3) De lo anterior podríamos deducir que existe una relación inversa entre calidad y cualidad, de tal forma que más calidad se acompaña de menor cantidad y, viceversa, que menos calidad se acompaña de mayor cantidad;

Recordemos que también fue innegable nuestra ubicación en el centro del Universo.

Quizá todo esté influido por la definición inicial: Si pensáramos que lo bueno está abajo y que lo malo está arriba, no temeríamos descender y la Ley de Gravedad no sería tan grave.

(Este es el Artículo Nº 2.063)


 

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