viernes, 29 de noviembre de 2013

La compra de necesidades


Personas iguales a nosotros hacen gastos para obtener problemas, dificultades, realizar esfuerzos o para exponerse a riesgos patrimoniales.

Aunque suene extraño, a veces pagamos para tener problemas.

En realidad lo poco frecuente es que alguien lo diga como yo acabo de hacerlo. Por ejemplo, cuando jugamos con algún juego electrónico podemos llegar a pagar cifras importantes en la compra de más niveles de dificultad.

Aunque es notorio que nunca es dicho de esta forma, cuando pagamos los costos de un club deportivo, estamos pagando para caminar en una cinta, para pedalear frenéticamente en una bicicleta sin ruedas y así cosas por el estilo.

Vuelvo al párrafo inicial y repito: a veces pagamos para tener problemas, dificultades, trabajos, para sacrificarnos, para sudar. En estos casos correspondería entonces modificar la condena bíblica para convertirla en «ganarás problemas con el sudor de tu frente», en vez de «ganarás el pan con el sudor de tu frente».

Como vemos, hasta cierto punto es normal la compra de problemas, es normal gastar dinero en la adquisición de dificultades, es conocida la compra de riesgos que realizan quienes practican juegos de azar.

Acá entramos en la puerta patológica de este tipo de compra de problemas.

Los juegos de azar son negocios negativos en los que, el (irónicamente llamado) inversor, compra posibilidades de suicidio patrimonial.

Las personas que compran pequeños o grandes problemas, son como nosotros. No son personas venidas de otra galaxia: son seres humanos que evalúan su proceder con un criterio diferente al que usamos nosotros para evaluarlos a ellos.

Así como nos parece bien que alguien pague la cuota de un club para ir a sacrificarse y nos parece equivocada la persona que hace apuestas en un casino, todos ellos opinan que están haciendo las cosas bien.

Solo cambian los puntos de vista.

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(Este es el Artículo Nº 2.078)


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