Porque nuestro dinero antes fue nuestro trabajo,
todo lo que pagamos está indirectamente hecho por nuestro propio esfuerzo y
trabajo.
Como acostumbro, compartiré
con usted reflexiones personales para que las pensemos juntos. No me tomo el
trabajo de amplificar ideas ajenas. Usted y yo pensamos con nuestras cabezas,
con lo que suponemos que es verdad, con las experiencias que hemos tenido. El
pensamiento oficial, ese que está en los libros porque a alguien le interesa
que usted y yo pensemos como el autor, no participa en este diálogo.
Podemos obtener dinero por dos
vías:
1 — Vendiendo lo que extraemos
de un terreno que nos pertenece, como podrían ser hortalizas, frutas, petróleo;
o
2 — Trabajando, ya sea
produciendo para quien nos paga un salario o trabajando para nosotros mismos,
produciendo en nuestra propia fábrica.
Veamos qué ocurre con el
dinero que obtenemos cuando trabajamos (opción 2).
En este caso podemos afirmar
que el dinero que cobramos equivale a tiempo trabajado. Hasta cierto punto
podemos adherir al refrán «El tiempo es oro», para lo cual tendríamos
que retocar su redacción para decir «El tiempo trabajado es oro».
Simplificando aun más, es posible decir que el dinero es trabajo. Cuando
tenemos dinero tenemos un equivalente al trabajo realizado. Estuvimos un tiempo
haciendo algo con nuestro cuerpo (músculos, cerebro, ambos) y quien se
benefició de nuestro esfuerzo lo remuneró con ese dinero que ahora tenemos en
el bolsillo.
Cuando vamos a destinar ese dinero a comprar algo lo que en realidad
estamos haciendo es realizando eso que compramos. Por ejemplo, si contratamos a
un sanitario para que desobstruya una cañería, somos nosotros mismos quienes la
desobstruimos a través de él, pues fue con nuestro trabajo que ganamos el
dinero que él nos cobrará.
Cuando pagamos un trabajo ajeno es porque antes estuvimos trabajando.
(Este es el Artículo Nº 2.062)
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario