lunes, 18 de noviembre de 2013

El rugby y la competencia capitalista


En este artículo comparo a la competencia capitalista con la endurecida confrontación que es propia entre quienes practican rugby.

Copio y pego, del Diccionario de la Real Academia Española, la definición de rugby:

Deporte que se practica, con las manos y los pies, entre dos equipos de quince jugadores cada uno, con un balón ovalado que se debe depositar tras la línea que marca el final del campo o introducir entre un travesaño y dos postes que se elevan sobre los extremos de este.

Hay quienes dicen que este juego se practica en tres tiempos: 1) El entrenamiento; 2) La competencia en el campo de juego y 3) Una reunión de camaradería, entre los integrantes de ambos equipos, para suavizar cualquier molestia personal que hubiera quedado de la confrontación deportiva y para aprender de los errores que los ocasionales competidores nos señalen.

Este juego, de origen inglés, parece tener una característica que, prejuiciosamente, le asignamos al pueblo inglés, esto es la caballerosidad, la elegancia, los buenos modos.

Sin olvidarnos que el pueblo inglés se ha caracterizado por una conducta invasora, que no avasalló tantos territorios, a lo largo y ancho del planeta, tomando té con los líderes de los pueblos sometidos y que detentó el mayor poder marino a sangre y fuego; sin olvidarnos de todo esto, repito, convengamos que entre los amantes del rugby existe una mística que los obliga, a ellos mismos, a ser honestos, jugar limpio, evitar la violencia salvaje, inclusive cuando practican un deporte tan impetuoso como este.

Cuando salimos a ganarnos el sustento, en un mercado competitivo como es el capitalista, estamos practicando algo similar al rugby: luchamos cuerpo a cuerpo contra los ocasionales competidores, tratando de llevar algo tan escurridizo como el dinero o el balón ovalado, a nuestro bolsillo o portería.

(Este es el Artículo Nº 2.067)


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