La holgazanería obligatoria

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Así como los pulmones no pueden realizar tareas digestivas, creemos que los roles laborales debe ser estrictos e intransferibles.

Desde cierto punto de vista, podríamos decir que existe una vagancia (ociosidad, holgazanería, haraganería) obligatoria.  

Lo vemos cuando integramos alguna organización (empresa, estado, colegio, familia) en la que existe una jerarquía vertical, esto es: con un jefe, algunos subjefes (mandos medios) y muchos subalternos.

Lo vemos porque muchas tareas y responsabilidades podrían ser realizadas por varias personas que tienen prohibido hacer «lo que no les corresponde».

Por ejemplo, un limpiador (subalterno) quizá tenga buenas ideas sobre cómo organizar el flujo de los materiales que ingresan a una planta procesadora, pero tendrá prohibido comunicar su idea (y más prohibido aún tomar decisiones), porque su rol es el de limpiar y nada más que limpiar.

Por su parte, el gerente quizá tenga a su alcance pasar la aspiradora por la alfombra de su despacho, pero no podrá hacerlo porque sería severamente criticado por sus colaboradores y hasta podría generar un malestar entre los encargados de la limpieza, quienes podrían considerar que ese gesto (el de aspirar el polvo de su despacho) está indicando que no está conforme con el desempeño de los encargado oficiales de la tarea.

En suma: si bien tenemos disponibilidades de tiempo y de energía para hacer muchas tareas, no podemos ejecutarlas porque la cultura organizacional nos prohíbe que se hagan tareas ajenas al rol para el que fuimos designados.

Por esto afirmo en el primer párrafo que existe una vagancia obligatoria.

Aparentemente, estas pérdidas de tiempo y de energía ocurren porque creemos que las organizaciones deben funcionar como el cuerpo humano.

En otras palabras: así como los pulmones no pueden realizar tareas digestivas, estamos convencidos de que, para conservar la salud organizacional, los roles debe ser estrictos e intransferibles.

(Este es el Artículo Nº 2.021)

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