Les contaré una situación puramente imaginada por mí, para comentarles
una idea más, que podría explicar por qué alguien tiene menos dinero del que
necesita para vivir dignamente.
Esta ficción tiene como fenómeno central el que algunas personas
padecen pobreza patológica por causa
de una confabulación secreta entre los banqueros de una ciudad.
Estos banqueros se reúnen todos los lunes en el subsuelo de una
guardería para niños, porque nadie sospecharía de unos respetables señores que
traen a sus hijos al jardín de infantes, que funciona como fachada de la
siniestra reunión.
Luego de varios encuentros, descubrieron una forma de aumentar sus
ganancias, tan disimuladamente como ellos prefieren.
La decisión secreta consistió en crear una línea de crédito para
financiar cualquier tipo de publicidad que provoque en los ciudadanos un
descenso en la tolerancia a la frustración.
Por ejemplo, si un comerciante solicita un crédito para financiar una
campaña radial que estimule a los oyentes para no postergar las satisfacciones,
se le concederá el dinero que necesite, a tasas bajísimas, sin comisiones y a
plazos muy generosos.
Por ejemplo, si una agencia de viajes quiere promocionar maravillosos
cruceros por el Mar Mediterráneo, financiados en cómodas cuotas, recibirán un
préstamo blando (de bajo costo), a muy largo plazo, para, de esa manera,
colaborar con la financiación que esas agencias de viajes les ofrecen a sus
clientes.
¿Por qué este estímulo al placer inmediato beneficia el negocio
bancario?
Para el sistema financiero es ventajoso que otros, no ellos, exciten la
ansiedad de la gente, porque la mayoría de los préstamos se gestionan porque
mucha gente no soporta esperar a juntar el dinero para después gastarlo.
Las empresas financieras viven de la ansiedad ajena.
(Este es el Artículo Nº 2.015)
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