Rechazar nuestros
instintos produce un bloqueo a nuestra naturaleza, nos fuerza ser sublimes e
idealistas en vez de productivos y pragmáticos.
Los creyentes en el
psicoanálisis creemos en
algunas cosas, como ocurre en cualquier otra ciencia, arte, ideología o
religión.
Los creyentes en el psicoanálisis deberíamos confesar que
nuestras propuestas son meras conjeturas, opiniones, hipótesis, teorías, pero
no lo confesamos porque tampoco lo dicen los distinguidos crédulos, (o creyentes),
de cualquier otra ciencia, arte, ideología o religión.
Quizá usted nunca haya oído decir que los pueblos hispanos,
(portugueses, españoles, latinoamericanos), tendemos a ser pobres. Me equivoco
a propósito incluyendo a portugueses y brasileños, porque, para lo que intento
comentarles, pueden ser incluidos.
Es bastante creíble sugerir que, si millones de personas
adhieren a una iglesia (la católica) que promueve la pobreza de sus fieles y la
riqueza de su líder (el papa), va de suyo que así ocurrirá, tarde o temprano.
Observemos que los fieles a las religiones creen
irracionalmente en lo que se les dice desde el púlpito y desde sus sagradas
escrituras. Por lo tanto, los fieles deben ser pobres y adorar a un Vaticano
rico, porque así se ganarán el Paraíso y, de lo contrario, irán al infierno.
No es lugar este para señalar el machismo como rasgo muy
marcado de esta religión, pero tampoco es esta la ocasión de señalar la
contradicción de las devotas, quienes, a su vez, condenan la discriminación de
su sexo.
Otro rasgo de estas culturas hispanas, es la corrida de
toros, que recién ahora parece estar perdiendo adherentes.
En países como España, Portugal, Costa Rica, Venezuela,
Perú, Ecuador, México y Colombia, es un deporte nacional luchar contra nuestra
condición animal.
Rechazar nuestros instintos produce un bloqueo a nuestra
naturaleza, nos impone ser sublimes e idealistas en vez de productivos y
pragmáticos.
(Este es el Artículo Nº 1.992)
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario