jueves, 26 de septiembre de 2013

Los sudamericanos glorificamos el robo exitoso




Las revoluciones libertadoras latinoamericanas son ejemplos de robos exitosos que, cada tanto, para homenajear a los héroes, tratamos de imitar

Creo que para una mayoría de hispanoparlantes sería legítimo que el dueño de un establecimiento agropecuario trasladara a la ciudad donde vive la mayor parte de lo que se produce en el campo del que es propietario.

Lo repito al revés: Creo que para una minoría de hispanoparlantes sería ilegítimo y condenable que ese terrateniente estuviera obligado a dejar en su establecimiento agropecuario la mayor parte de lo que en él se produce.

La historia de América tiene algo de parecido al ejemplo anterior. Cuando en 1492 llegaron los españoles, se consideraba que el descubrimiento los hacía propietarios. Por eso la Corona Española se apropió de este continente y se llevó para España todo lo que encontró útil, especialmente metales preciosos.

Sin embargo, muchos nos inflamamos de fervor reivindicativo reclamándole a España que nos devuelva lo que nos robó..., como si los peones de la estancia exigieran al dueño que devuelva la producción que se llevó para la ciudad.

A los sudamericanos nos enseñan que los revolucionarios que nos independizaron fueron héroes a los que tenemos que glorificar eternamente: Simón Bolívar, José de San Martín, Joaquim José da Silva Xavier, Túpac Catarí, José Martí, José María Morelos, José Gervasio Artigas, Francisco Solano López, Óscar Arnulfo Romero, Augusto César Sandino, Juan José Arévalo, Francisco Morazán, Bernardo O’Higgins, Antonio Nariño, Ely Alfaro, Túpac Amarú II, Omar Torrijos.

Cuando digo «glorificar eternamente», también estoy diciendo «copiar eternamente». El mejor homenaje consiste en imitar al homenajeado, tomarlo como ejemplo.

Los revolucionarios son depredadores que, cuando tienen éxito, se convierten en héroes homenajeables e imitables, y que cuando fracasan refuerzan la estabilidad del régimen que intentaron derrocar.

En suma: los sudamericanos glorificamos el robo exitoso.

(Este es el Artículo Nº 2.014)

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