miércoles, 22 de mayo de 2013

Colaboradores interesados



 
Quienes agradecen con devoción los favores recibidos quizá sean colaboradores solo con quienes están en condiciones de pagarles.

Con un poco de buena voluntad e imaginación, podemos desarrollar algunas ideas respecto a un gesto muy humano: mirar hacia arriba para agradecer o para implorar.

Encontramos un mismo gesto para expresar gratitud y para pedir ayuda. Esto nos podría sugerir que ambos sentimientos están emparentados aunque racionalmente parecen opuestos.

Un vínculo posible entre esos sentimientos opuestos sería algo así como que agradecemos para que, quien sea que nos haya ayudado, (generalmente se piensa en Dios), tenga en cuenta que somos personas a quienes vale la pena ayudar porque somos agradecidas.

El razonamiento que subyace a ese gesto de agradecer e implorar mirando hacia arriba, nos permite suponer que quienes lo hacen son personas que solo ayudan a quienes agradecen.

El agradecimiento es una especie de remuneración que recibe quien ayudó. Ese agradecimiento a veces sugiere algo más cuando se agrega la frase «¡que Dios se lo pague!», en cuyo caso estamos entendiendo que los favores, las ayudas, las colaboraciones tienen un valor que merece ser pagado.

En esta línea es posible pensar entonces que aquellas personas que agradecen al cielo, (o al techo), mirando hacia arriba con frases de gratitud son personas que en caso de colaborar con alguien necesitan, demandan o exigen que se les pague, o que por lo menos se les agradezca.

En suma: quienes agradecen con devoción los favores recibidos, en caso de colaborar con alguien esperan ser retribuidos, esperan algo a cambio, (gratitud, regalo, otro favor, dinero), y no puede decirse de ellos que son colaboradores desinteresados, en todo caso podría decirse que son colaboradores con quienes están en condiciones de pagarles con gestos de agradecimiento, con favores similares futuros, con pagos materiales efectivos.

(Este es el Artículo Nº 1.887)

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