martes, 14 de mayo de 2013

La económica impunidad de las mayorías




Pertenecer a la mayoría es más económico y genera menos culpa.

Podemos simplificar las ideas y decir que existen por lo menos dos formas de administrarnos:

a) Ganar lo suficiente para cubrir todos los gastos necesarios; y

b) Ahorrar lo suficiente para que el poco o mucho dinero que tenemos nos alcance.

La inmensa mayoría de las personas utiliza el procedimiento b) (subordina la satisfacción de la necesidades y los deseos a los recursos existentes).

Casi (dije: «casi») toda la humanidad piensa que «las mayorías no se equivocan».

Lo que en realidad ocurre es que los errores masivos se disimulan mejor (impunidad) que los errores individuales, ya que los mismos equivocados se ponen de acuerdo espontáneamente en que

— «no es tan grave ingresar al país algunas cositas de contrabando» (cualquiera de nosotros); o

— «invadir otro país alegando que ‘ellos se lo buscaron’» (Estados Unidos, Inglaterra, Francia, etc.); o

— matar a millones de personas en defensa de alguna causa superior (nazis, stalinistas, maoístas, turcos).

En suma: casi toda la humanidad quiere pertenecer a la mayoría porque de esa manera puede creer que está en lo cierto, que posee la verdad, que es normal y que con más aliados tiene más poder.

A estas ventajas de integrar una mayoría (masa), se agrega un maravilloso invento que hizo el capitalismo hace unos siglos y que aún llamamos economía de escala.

Ocurre que un mismo producto, fabricado en grandes cantidades, disminuye sus costos.

Para que esto pueda funcionar, una mayoría de personas debe aceptar ese producto.

Por este motivo, quienes tienen los gustos y preferencias de la mayoría, viven con menos dinero, tienen que esforzarse menos trabajando, pueden ahorrar y permitirse la inclusión en el grupo b) mencionado al principio (vivir con lo que se consiga en vez de conseguir lo que fuera necesario).

(Este es el Artículo Nº 1.879)

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