martes, 21 de mayo de 2013

El encanto personal del líder




La belleza, el atractivo personal y el encanto (ángel, gracia) del líder suelen ser rasgos determinantes de su poder de convocatoria.

Desearíamos ser racionales para poder explicar de forma convincente cómo nuestras preferencias son indiscutibles, están fuertemente fundamentadas, son el resultado de un proceso intelectual incuestionable.

Si pudiéramos dar satisfacción a este deseo lograríamos que los demás se vieran forzados a aceptar nuestros gustos y, en una situación perfecta, esos gustos se convertirían en universales, oficiales, obligatorios.

Como podrá observarse las pretensiones expresadas en los dos párrafos anteriores están infectadas de megalomanía, es decir, de delirio de grandeza.

El delirio de grandeza es patológico si se presenta en la adultez, pero es normal en los niños pues su aparato psíquico no ha madurado aún.

La patología se caracteriza porque la ambición grandiosa y desproporcionada es ingobernable para quien la padece y está presente en todos sus actos. Sin embargo, el delirio de grandeza adecuadamente moderado, es la confianza en sí mismo, la autovaloración, la perseverancia y la defensa de las propias convicciones.

Los líderes se caracterizan por tener una elevada autoestima, tienen fuertes convicciones, pero (generalmente) no padecen una manía porque encuentran quienes desean ser guiados por él.

El hecho de que encuentre seguidores nos permite suponer que el criterio de ese líder está ratificado por otras personas.

Digo que esta situación grupal nos permite suponer, y no digo que nos permite asegurar,  porque a veces los seguidores son personas que están tan desequilibradas como el líder.

Estos comentarios aislados solo pretenden darle contexto a la siguiente idea central que procuro compartir:

Como casi todos nuestros actos están motivados por la búsqueda del placer, (inclusive en desmedro del realismo), la belleza, el atractivo personal y el encanto (ángel, gracia) del líder suelen ser rasgos determinantes de su poder de convocatoria.

(Este es el Artículo Nº 1.886)

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