A pesar de las críticas,
quizá sean tan buenos ciudadanos los padres de familias numerosas como los
individuos altamente consumistas.
Comparto con usted un pensamiento imperfecto alentado por
aquello de que «lo perfecto es enemigo de lo bueno».
Algunas personas dicen que «los niños llegan con un pan
debajo del brazo» queriendo significar que los nuevos nacimientos, si bien
generan más gastos en una economía que parecía no admitir nuevos egresos de
dinero, también generan nuevas energías para trabajar y ganar más dinero que
solvente estos nuevos egresos provocados por el recién nacido.
Por lo tanto, es una ética generalmente admitida que la
reproducción es una noble tarea que debe ser estimulada y apoyada entre los
jóvenes.
En suma: generar nuevas necesidades estimula la
productividad, genera deseos laborales, nos provee de energía.
Sin embargo, es normal acusar al consumismo de vicio
cultural capitalista reprobable.
Por qué se dice que la «Tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre
necesarios» (1) es una práctica malsana, que debe ser combatida?
Observemos que junto con el consumismo también son
condenados el despilfarro, el lujo, la acumulación de riqueza.
Quienes consumen aparentemente en exceso, son personas que
pagan impuestos y generan fuentes de trabajo.
Una familia que gasta 1.000 unidades monetarias mensuales
porque tiene muchos hijos y una persona que gasta la misma cantidad porque es
consumista, a la postre hacen una contribución similar por concepto de
impuestos, (que se abonan al comprar), y de generación de puestos de trabajo
(necesarios para fabricar eso que la familia o el individuo compraron).
Como nuestra inteligencia solo puede abarcar la comprensión
de uno o dos temas a la vez, nos cuesta entender todo aquello que involucre más
asuntos simultáneamente.
Quizá sean tan buenos ciudadanos los padres de familias
numerosas como los individuos altamente consumistas.
(Este es el Artículo Nº 1.880)
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario